Esto conlleva que el Estado grave con un impuesto
revolucionario del 21% de IVA las actuaciones sanitarias realizadas
veterinarios clínicos de pequeños animales, en la idea de que estas actuaciones
no corresponden con una actividad que preserve salud ninguna.

Tener un perro, un gato un loro…no supone poseer un
artículo de lujo, es mas en muchos casos es necesario para aportar la simple e
imprescindible compañía de la que muchas personas carecen al ser ignorados
por sus propios familiares o vecinos, tampoco lo es para los que necesitan una
terapia en la que habitualmente participan estos animales, como en los casos de
autismo, integración social, minusvalías físicas y mentales… y que decir de
aquellos que forman un equipo de trabajo indisoluble humano/ animal y a la vez prestan una labor de defensa,
ayuda y protección a todos nosotros en situaciones tan complicadas como
catástrofes, policía…
No debemos olvidar que la salud de estos animales es la
salud del propio pueblo y los únicos que son capaces de proporcionarla son los
veterinarios, aplicando los controles y las acciones sanitarias necesarias que
garanticen la convivencia entre las dos especies.
Si el cine o el teatro se merecen un IVA reducido no creo
que sea menos justo que un servicio que vela por nuestra propia salud
controlando la de nuestras mascotas tenga esa misma consideración.
Ah! y no olvidemos que cuanta más cultura exhibe un pueblo
mejor trata a sus animales.